Ayer era una noche cualquiera, un poco de charla, un poco de
tv y un cigarrillo antes de dormir, apague la luz y trate de mirar en la
oscuridad y de pronto me descubrí en la vieja casa en la que vivía de niño…
Caminas acariciando todo, el viejo sofá café de terciopelo,
¡sigue aquí!, el tiempo hizo su trabajo y lo destruyo, pero la memoria lo
mantiene intacto, suave, cómodo y con una invitación para recostarte y ¡te
recuestas!
Una consola suena el acetato de Abba “chiquitita dime porque”
sí, ¿porqué? ¿porque aún te recuerdo? Y a mí madrecita cantando desde la cocina…
Salgo al patio y no recordaba que afuera estuvieran los
jardines de mi escuela… me paso media hora jugando con un avión de papel, de
pronto comienzan a llegar todos mis amigos, y me da gusto verlos y les da gusto
verme, ¿una selfie? ¿no? ¡Ah porque el pasado sigue intacto pero se ha modernizado!
De pronto Rober se acerca a mí, la vida nunca fue justa con él, ¡nunca!, ¡pero la
muerte sí y se lo llevo! ¡Y lo abrazo y
lloro y lloro mucho! ¡Le digo que lo quiero! ¡que le he extrañado! ¡y que tenemos
que vernos más seguido!
Él me susurra al oído “Tengo que irme” ¡y yo le contesto que
no lo voy a soltar! “Tengo que irme” y le creo… ¡como cuando me contó que estaba
muerto! Lo despido con la sonrisa más sincera que tengo y se va…
Despierto con la sensación de haber estado con mi amigo, de
haber participado en la vieja, viejísima tradición que tienen los muertos de
venirse a despedir…
¡Te voy a extrañar mi hermano!, pero sé que ahora estas en el
lugar que más te merece… o al menos, ¡así lo creo yo!
El día que falleció mi abuelo ( en paz descanse),ese día me vino a visitar a mi casa al medio día.
ResponderEliminarVino con el pretexto de llevarse una cajita de cartón para hacer mi regalo de bodas, pues estábamos en la víspera.
Horas más tarde me avisan que había fallecido.
No lo podía creer, hacía poco tiempo que platique con el, al medio día para ser exacto.
Me dicen que es imposible, pues bronco aspiro y falleció cerca de las 9 de la mañana.
Ahora entiendo que no me vino a visitar, sino que vino despedirse y excusarse por no poder asistir a mi boda.
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